SILVIA TORRES-PEIMBERT: “La contaminación lumínica afecta negativamente a la observación astronómica y a los seres vivos, incluso a nuestra salud”

Silvia Torres Peimbert. Foto:Elena Mora (IAC)
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“La oscuridad es la que nos permite observar y detectar los objetos más débiles.”

“En Astronomía, no es suficiente pensar sobre estos objetos y hacer teorías, necesitamos observaciones confiables y, por tanto, cielos oscuros.”

“Una mujer en Ciencia, aparte de todo el trabajo científico, tiene el reto de formar un familia, si eso es parte de su plan de vida, en momentos en los que todavía es joven y cuando aún no tiene asentada su carrera investigadora, su puesto o su ciudad de trabajo.”

 

Por Elena Mora y Carmen del Puerto (IAC)

 

La Unión Astronómica Internacional (IAU, de sus siglas en inglés), el mayor foro de astronomía profesional del mundo (12.000 miembros de más de 70 países), cumplirá 100 años en el año 2019. En un siglo de funcionamiento, sólo dos mujeres la han presidido. La presidenta actual, la astrónoma mexicana Silvia Torres-Peimbert, experta en regiones de formación estelar y ganadora del Premio L’Oreal-UNESCO para mujeres científicas en Latinoamérica, se encuentra esta semana en Santa Cruz de La Palma participando en el congreso “Preserving the Skies” con motivo del 10º aniversario de la Declaración Starlight de esta isla.

 

Pregunta: ¿Por qué un congreso para preservar el cielo oscuro?

Respuesta: Para la comunidad astronómica preservar una noche estrellada es muy importante porque necesitamos defender la posibilidad de seguir observando en observatorios en los que el cielo sea oscuro y no esté muy contaminado por las luces de las ciudades que nos rodean, de los pueblos cercanos, etc. Es vital tener cielos oscuros, entre otras cualidades -noches despejadas, buena transparencia...-, porque la oscuridad es la que nos permite observar y detectar los objetos más débiles. Estos objetos pueden serlo porque sean débiles en sí mismos, pequeños o muy cercanos, o incluso galaxias brillantes, pero muy distantes. Y la única manera en la que podemos indagar es observándolos. En Astronomía, no es suficiente pensar sobre estos objetos y hacer teorías, necesitamos observaciones confiables y, por tanto, cielos oscuros.

P: ¿Qué otros problemas presenta la contaminación lumínica?

R: Aparte del tema principal del congreso relacionado con la Astronomía, percibimos que hay otros problemas que rodean a la contaminación lumínica. Uno de ellos es que una vez que está establecido un patrón de comportamiento en una comunidad, un pueblo o un grupo de personas, es muy complicado modificarlo, y hay que hacerlo además según va creciendo su iluminación.

Otro de los problemas relacionados con la contaminación lumínica es que también afecta a otros seres vivos, a los pájaros, a los mamíferos, seguramente también a las plantas, y lo más importante que hay que destacar es que influye en la salud humana. Tenemos que hacer notar este último aspecto para que haya más concienciación y cuidado a la iluminación urbana y pública. Por eso, un congreso de estas características es muy importante.

P: ¿Qué retos ha tenido que enfrentar como mujer y cuáles han de afrontar las mujeres en general en el mundo de la Ciencia para poder desarrollar su carrera profesional?

R: Soy la segunda mujer presidenta de la Unión Astronómica Internacional y la segunda persona de Latinoamérica. La IAU cumplirá 100 en el año 2019 y, después de un siglo funcionando, solo ha habido dos mujeres presidiéndola: la astrónoma francesa Catherine Cesarsky y yo.

Me gusta aclarar que los retos que tiene en este momento una mujer en la Ciencia son los mismos que tiene un hombre. Es complicado conseguir el empleo, es una carrera continua a la que se le dedican muchos años y que es complicado interrumpir. Entonces, tiene los mismos retos... y algunos más, porque aparte de todo el trabajo científico, tiene el reto de formar un familia, si eso es parte de su plan de vida, en momentos en los que todavía es joven y cuando aún no tiene asentada su carrera investigadora, su puesto o su ciudad de trabajo. Eso complica más las cosas, a lo que se añade lo difícil que ya es de por sí la situación para los jóvenes científicos.

Considero que el siguiente reto, y quizá estoy reflejando mi edad, es que la misma científica se visualice con éxito, completamente, con posibilidad de lograr lo que espera, porque muchas veces encuentro que parte del problema son las propias limitaciones, la autocensura. Eso lo tenemos que superar y, en la medida en que lo hagamos, lo podemos proyectar, lo podemos exigir y demandar. Si nosotras no lo interiorizamos, es muy difícil proyectar esa confianza, ese deseo y ese respeto que necesitamos. Hablo desde mi punto de vista, el de una persona que ya está muy avanzada en su carrera y no sé cómo de aplicable será para las mujeres jóvenes en el resto de países.

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