La radiación electromagnética más extrema que puede ser observada es conocida como rayos gamma de muy alta energía (VHE, E>100 GeV). Esta es la ventana de observación al Universo abierta más recientemente, gracias al desarrollo de los telescopios Cherenkov. El cielo extragaláctico observado por los telescopios Cherenkov está todavía bastante inexplorado, sólo se conocen del orden de 80 fuentes. La gran mayoría de ellas está clasificadas como blázares, un tipo de Núcleo Activo de Galaxias (AGN) cuyos chorros o jets relativistas apuntan en la dirección de la Tierra potenciando su emisión
En esta sección se recogen noticias científicas y tecnológicas del IAC y sus Observatorios así como notas de prensa sobre resultados científicos y tecnológicos, eventos astronómicos, proyectos educativos, actividades de divulgación y actos institucionales.
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Blázares, Núcleos Activos de Galaxias (AGN) cuyos chorros o jets relativistas apuntan en la dirección de la Tierra, dominan el cielo extragaláctico observado en rayos gamma de muy alta energía (VHE, E>100 GeV). Uno de los arquetipos como emisor de rayos gamma VHE es el blázar Markarian 501 (Mrk 501). En Julio de 2014, esta fuente experimentó una llamarada o estallido detectado desde rayos gamma VHE hasta el visible. En particular, es especialmente interesante que durante este evento Mrk 501 alcanzó el flujo máximo y el espectro más intenso a altas energías en la banda de rayos X, compatible
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En lo más profundo de la estructura espiral de las galaxias hay una fuerza escondida: los campos magnéticos. Pese a ser invisibles a los telescopios convencionales, son un factor muy importante en su evolución, regulando la formación de nuevas estrellas y conduciendo el gas intergaláctico hacia su agujero negro supermasivo central.
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Una de las preguntas más interesantes que los astrofísicos han tratado de responder desde hace décadas es cómo y cuándo se formaron las primeras galaxias. En cuanto al cómo, una posibilidad es que la formación de las primeras estrellas dentro de las galaxias comenzara a un ritmo constante, construyendo lentamente un sistema cada vez más masivo. Otra posibilidad es que la formación fuera más violenta y discontinua, con brotes de formación estelar intensos, pero de corta duración, desencadenados por eventos como fusiones de galaxias y acumulaciones de gas amplificadas.
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En 2015 y 2019 un equipo internacional (EE. UU., Japón y Europa) llevó a cabo dos novedosos experimentos espaciales suborbitales llamados CLASP y CLASP2, motivados por investigaciones teóricas realizadas en el IAC. Tras el éxito de tales misiones, el equipo acaba de lanzar CLASP2.1 desde la base que la NASA tiene en el Campo de Misiles de Arenas Blancas (Nuevo México, EE. UU.). El objetivo es cartografiar el campo magnético solar que atraviesa la cromosfera de una región activa. Para tal fin, CLASP2.1 ha medido con éxito la intensidad y polarización de la radiación solar ultravioleta emitida
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Las estrellas recién formadas están rodeadas por un disco protoplanetario. Una fracción del material del disco se condensa en bloques formadores de planetas y el resto finalmente cae en la estrella. Debido a su origen común, los investigadores han asumido que la composición de estos bloques y la de los planetas rocosos de baja masa debería ser similar a la de sus estrellas anfitrionas. Sin embargo, hasta ahora, el Sistema Solar era la única referencia disponible para los científicos.
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