La Nebulosa de Orión es la mancha de luz difusa que se encuentra en la parte central de la espada de Orión, la constelación que representa de forma brillante el cazador mítico griego, en el cielo de invierno. Aunque a simple vista no parezca gran cosa, la Nebulosa de Orión es la cuna de estrellas masivas más cercana a la Tierra. Allí se están formando nuevas estrellas continuamente.
Esta nebulosa se ve gracias al brillo de su gas caliente e ionizado, que emite en colores específicos, debidos a ciertas líneas espectrales. Entre las más importantes están las líneas debidas al hidrógeno y al oxígeno. Trabajando con imágenes observadas en estas dos líneas espectrales, procedentes de la Wide Field Planetary Camera (WFPC) del Telescopio Espacial Hubble (HST) y separadas por un intervalo de tiempo de 6 años y 10 meses, los investigadores Leonel Gutiérrez (Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y UNAM, México), John Beckman (IAC y CSIC) y Corrado Giammanco (IAC y Universidad de Berna, Suiza) han podido observar cambios en la Nebulosa de Orión que informan sobre el impacto que producen las estrellas recién nacidas en su entorno.
A partir de las imágenes, estos investigadores han confirmado la existencia de movimientos rápidos: ondas expansivas y vientos fuertes, procedentes de algunas estrellas nuevas. Las velocidades detectadas son de hasta 130 km por segundo. Estas ondas son capaces de comprimir el gas y originar la producción de grupos de estrellas nuevas, y su detección y medición dan pistas importantes sobre el proceso de formación estelar.
Densidad y temperatura
Además, los científicos han podido detectar cambios en el brillo de la nebulosa, que se pueden utilizar para medir las variaciones de temperatura y densidad que han tenido lugar en sus distintas regiones en este intervalo de tiempo. En algunas zonas, las variaciones en la emisión de hidrógeno y oxígeno están en fase (cuando aumenta el brillo del hidrógeno, aumenta el de oxígeno, y viceversa), mientras que en otras están en contrafase (si aumenta el brillo de una de las líneas, disminuye el de la otra). Los científicos del grupo estiman que en las zonas donde los cambios suceden en fase la densidad del gas ha variado en el intervalo de tiempo transcurrido, y que las regiones correspondientes a cambios en contrafase se corresponden con cambios de temperatura del gas. Esta interpretación se confirma, ya que los cambios se producen en fase en lugares donde existen cáscaras en expansión que han producido un cambio en la densidad del medio, mientras que en las zonas donde los cambios ocurren en contrafase no hay evidencia de movimientos rápidos que pudieran variar la densidad. Las variaciones de temperatura medidas en estas regiones son de centenares de grados entre las dos épocas consideradas.
Ésta es la primera vez que se detecta y se mide directamente la variabilidad temporal en la temperatura del gas en una región HII (zona ionizada por estrellas calientes). Los resultados ayudarán a los astrofísicos a entender los procesos de transferencia de energía entre las estrellas y el gas interestelar, claves para el conocimiento de los ciclos de formación y destrucción de estrellas.
El trabajo ha sido presentado en la reciente reunión de la Unión Astronómica Internacional (IAU) celebrada en Praga.