El jurado de la XVI Convocatoria de los Premios Prismas “Casa de las Ciencias” a la Divulgación Científica 2003, que premia a personas e instituciones que se han distinguido por su esfuerzo para divulgar la ciencia y la tecnología, decidió el 27 de septiembre otorgar por unanimidad el Premio Especial del Jurado al Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC). En la resolución del jurado se señala que tal premio se le concede “por significar un modelo de cómo puede hacerse ciencia sin perder de vista los intereses de la ciudadanía, su preocupación por la divulgación y su interés por comunicarse con la sociedad a través de exposiciones, revistas digitales, programas de radio y muchas otras actividades”. El premio, consistente en un prisma de bronce, fue entregado por el Ayuntamiento de La Coruña.
Al acto de entrega de premios, celebrado en el Museo “Casa de las Ciencias” de La Coruña, asistió por parte del IAC Luis A. Martínez Sáez, Jefe del Gabinete de Dirección de este Instituto, quien en las palabras de agradecimiento en nombre de los galardonados expresó su deseo de que estos Premios Prismas sirvan “para aumentar el compromiso de la ciencia con la sociedad y de los investigadores y de los tecnólogos con sus conciudadanos” y acabar con “el prolongado divorcio de las dos culturas”. También subrayó que “el primer eslabón, la primera responsabilidad para con la divulgación científica, arranca o debería partir de la orilla de la investigación, de los centros de ciencia y de tecnología, de las universidades y de sus grupos de investigadores y tecnólogos”, “porque es allí –añadió- donde se encuentra la fuente del conocimiento y de los nuevos hallazgos, y es allí donde se deben articular instrumentos eficaces para explicar a los medios de comunicación y a sus lectores y audiencias lo que significan esos avances y el valor que tienen para la sociedad entera.”. Por último, señaló que “deberíamos ser capaces de entender que la investigación, y muy particularmente la investigación pública, tiene un cliente que es la sociedad, puesto que es esa sociedad la que paga sus facturas, y que, precisamente por ello, los contribuyentes tienen derecho a unos retornos a los que bien podemos llamar “los retornos sociales de la ciencia”.