Una nueva imagen de la espectacular “Nebulosa del Ojo de Gato” (NGC 6543) obtenida con el Telescopio Espacial Hubble (HST) ha permitido apreciar con gran detalle la serie de anillos concéntricos que aparecen en la parte más externa de esta nebulosa planetaria. Sin embargo, hasta ahora se desconocía si estos anillos estaban presentes en todas las nebulosas planetarias o si era un fenómeno propio de esta nebulosa en particular. Un nuevo estudio llevado a cabo por un equipo internacional de científicos, entre los que se encuentran investigadores del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y del Isaac Newton Group of Telescopes (ING), y realizado en parte con telescopios instalados en el Observatorio del Roque de los Muchachos, en Garafía (La Palma), ha revelado que la formación de anillos es algo mucho más extendido, ya que se encuentra al menos en la mitad de las objetos astronómicos estudiados.
En concreto se han descubierto estas estructuras en ocho nebulosas planetarias. “Las imágenes se trataron con nuevas técnicas de análisis para que resultaran evidentes todas sus estructuras y entonces poder apreciar los anillos”, explica Corrado Giammanco, investigador del IAC.
Evolución estelar
La formación de nebulosas planetarias tiene lugar en las últimas etapas de la evolución estelar, cuando una estrella de tipo solar se transforma en una gigante roja pulsante. En esta fase, la estrella se desprende de su capa más externa en pulsos cada 100.000 años. En los últimos 20.000 años de su vida, los pulsos se hacen más frecuentes, hasta 1 cada 1.000 años aproximadamente. El material lanzado por la estrella en forma de gas y polvo da lugar a la nebulosa. Finalmente, los últimos pulsos son los que originan los anillos que se han observado.
“Las observaciones de los anillos en torno a una muestra amplia de nebulosas planetarias indican que este fenómeno es propio de la evolución estelar”, comenta Romano Corradi, investigador del ING. En el caso del Ojo de Gato, la estrella en su última etapa se desprendió de su capa externa en una serie de pulsaciones con intervalos de 1.500 años. Este mecanismo permite que el ciclo de formación estelar continúe, ya que el material arrojado al Universo será utilizado para la formación de nuevas estrellas, planetas y seres vivos.
El estudio se ha basado en observaciones realizadas con los siguientes telescopios: “Telescopio Isaac Newton” (INT), de 2,5m, y Telescopio Óptico Nórdico (NOT), de 2,6, ambos instalados en el Observatorio del Roque de los Muchachos (Garafía, La Palma), el NTT y el MPG de ESO en Chile; así como en el archivo de imágenes del HST de la NASA/ESA.
TÍTULO DEL ARTÍCULO: “Rings in the Haloes of Planetary Nebulae”. A&A 417, 637-646 (2004).
AUTORES: R.L.M. Corradi (Isaac Newton Group of Telescopes); P. Sánchez Blázquez (Departamento de Astrofísica, Universidad Complutense de Madrid); G. Mellema (Sterrewacht Leiden); C. Giammanco (Instituto de Astrofísica de Canarias); y H.E. Schwarz (Cerro Tololo Inter-American Observatory).
Más información (embargada hasta el 9 de septiembre)
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