![Materia oscura en dos galaxias simuladas en un ordenador. La única diferencia entre ambas es la naturaleza de la materia oscura. Sin colisiones en la de izquierda y con colisiones en la de la derecha. El trabajo sugiere que la materia oscura en galaxias reales se parece más a la de la derecha, menos grumosa y más difusa que en la de izquierda. El círculo señala el final de la galaxia. Crédito: Imagen del artículo Brinckmann y colaboradores (2018, MNRAS, 474, 746; https://doi.org/10.1093/mnras/stx2782). Materia oscura en dos galaxias simuladas en un ordenador. La única diferencia entre ambas es la naturaleza de la materia oscura. Sin colisiones en la de izquierda y con colisiones en la de la derecha. El trabajo sugiere que la materia oscura en galaxias reales se parece más a la de la derecha, menos grumosa y más difusa que en la de izquierda. El círculo señala el final de la galaxia. Crédito: Imagen del artículo Brinckmann y colaboradores (2018, MNRAS, 474, 746; https://doi.org/10.1093/mnras/stx2782).](/sites/default/files/styles/crop_square_2_2_to_320px/public/images/news/stx2782fig1%20web.jpg?h=cf966e6d&itok=cdOQPs31)
La fuerza de la gravedad necesaria para que el Universo haya evolucionado desde que era prácticamente uniforme en el Big Bang hasta ahora, cuando la materia se concentra en forma de galaxias, estrellas y planetas, la proporciona la llamada materia oscura. Sin embargo, a pesar del papel esencial de esta materia ‘extra’, apenas sabemos nada sobre su naturaleza, comportamiento o composición, lo que supone uno de los problemas fundamentales de la Física actual. En un reciente artículo de Astronomy & Astrophysics Letters, científicos del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC)/Universidad de
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