Mañana martes 14 de julio a las 13.00 h., casi diez años después de su lanzamiento, la sonda New Horizons llegará a su destino: Plutón. La misión de esta sonda es realizar observaciones del planeta enano y sus lunas para estudiar su composición, estructura y atmósfera con un nivel de detalle que los telescopios terrestres no pueden alcanzar.
La actual campaña cuenta con dos telescopios terrestres: el Telescopio William Herschel (WHT), del Grupo de Telescopios Isaac Newton, en el Observatorio del Roque de los Muchachos (La Palma) y el Gemini Sur, del NOAO (National Optical Astronomy Observatory) en Chile. También se trabaja con el telescopio espacial Spitzer, de la NASA.
“La calidad de los cielos canarios –explica Javier Licandro, director del grupo de investigación del Sistema Solar del IAC- es una de las mejores en el mundo para las observaciones astronómicas. Esta calidad, combinada con la instrumentación de última generación y la larga experiencia de los equipos, hace de este sitio el lugar más apropiado para estudiar Plutón desde la Tierra”.
Las diferencias observadas en los espectros obtenidos desde telescopios terrestres se corresponden con la presencia de amplias zonas de diferente brillo y color observadas en cada uno de los hemisferios del planeta interceptados por la sonda espacial New Horizons. Según Licandro, “la combinación de imágenes y espectros permite establecer que las regiones más oscuras tienen un mayor contenido de moléculas orgánicas complejas que las regiones más brillantes, donde es más abundante el hielo de metano y otros hielos volátiles”.
Dale P. Cruikshank, un científico de la NASA especializado en planetas y miembro del equipo de la New Horizons, explica que las observaciones terrestres son igualmente importantes, “ya que ayudan a enlazar los primeros datos que se tienen de Plutón con su apariencia primigenia, además de ayudar a conectar las futuras observaciones telescópicas con su comportamiento pasado”.
En palabras de Noemí Pinilla-Alonso, coordinadora de las observaciones, antigua investigadora del IAC y colaboradora del grupo de Sistema Solar de este instituto, “una monitorización constante de la superficie de Plutón es necesaria porque este planeta es conocido por ser espectral y fotométricamente variable a lo largo de las estaciones y probablemente del calendario secular”. Y añade: “Recogiendo datos en diferentes longitudes de onda, estamos en situación de poder caracterizar la distribución de los diferentes materiales que contribuyen a configurar la superficie y la atmósfera en modos distintos, desde las capas de hielos volátiles (zonas brillantes y blanquecinas compuestas de metano, nitrógeno y monóxido de carbono) hasta los complejos residuos orgánicos (de color rojizo)”.
El año pasado ya Plutón fue observado durante seis noches con el WHT y se comprobó que los espectros mostraban pequeñas variaciones de color y de abundancia de metano cuando, al rotar, el planeta enano mostraba diferentes caras hacia la Tierra. Ahora mismo, en La Palma se están llevado a cabo observaciones con la cámara ACAM en el WHT durante 11 noches, , desde el 3 al 14 de julio, coincidiendo con la máxima aproximación de la sonda.
Vania Lorenzi, estudiante de doctorado de la Universidad de La Laguna (ULL) y astrónoma de soporte del Telescopio Nacional Galileo (TNG), situado también en el Observatorio del Roque de los Muchachos, comenta que en los espectros obtenidos en las longitudes de onda en el visible se pueden ver dos características principales de la superficie de Plutón: “La más obvia –subraya- son las bandas de absorción debido al hielo de metano. La segunda característica es la inclinación del espectro, que es un indicador del color de su superficie. Este agente de color no es uniforme sobre toda la superficie de Plutón, sino que cambia notablemente a lo largo de su rotación, equivalante a 6,4 días terrestres. El nuevo espectro ofrecerá una importante calibración independiente de MVIC (Multispectral Visible Imaging Camera)”.
Hielo y roca, sus principales componentes
Hasta el momento, y gracias a diversas observaciones realizadas con telescopios terrestres y espaciales como el Hubble o el Spitzer, se sabe que Plutón es un cuerpo formado de hielo y roca de 2.300 km de diámetro, cubierto en la superficie de hielo de metano, de nitrógeno, de monóxido de carbono y materiales oscuros, probablemente orgánicos complejos (tipo hidrocarburos), que le dan su característica tonalidad rojiza. También se ha confirmado que tiene 5 satélites, uno de ellos muy grande, Caronte, de 1.200 km de diámetro y cubierto de hielo de agua. En particular, las observaciones espectroscópicas permiten estudiar los cambios en la composición superficial del planeta, tanto de los hielos como de las moléculas orgánicas complejas.
Las tareas actuales empezaron en 2004 durante la fase criogenizada del satélite Spitzer que obtuvo flujos de diferentes regiones de Plutón durante una rotación completa. En enero de 2006 se lanzó la sonda New Horizons desde Florida, a la que se le agregó un pequeño artefacto que contiene las cenizas de Clyde Tombaugh, el astrónomo que descubrió Plutón en febrero de 1930. Poco después de que la New Horizons hubiera cruzado la órbita de Marte, en agosto de 2006, la Unión Astronómica Internacional (IAU, de sus siglas en inglés) creó una nueva categoría entre los cuerpos pequeños del Sistema Solar, los planetas enanos, entrando así en el grupo de los desconocidos Ceres, Haumea, Makemake o Eris. Pese a ello, la misión no ha perdido un ápice de su fascinación inicial. Sus resultados están siendo muy satisfactorios y son celebrados internacionalmente tanto por científicos como por aficionados a la astronomía.
Contactos:
Javier Licandro: 922605549 y 676286824 jlicandr [at] iac.es (jlicandr[at]iac[dot]es)
Noemí Pinilla: npinilla [at] utk.edu (npinilla[at]utk[dot]edu)
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