Los asteroides y los cometas son los restos que quedaron durante la formación planetaria. Son como “ladrillos” que guardan información sobre nuestros orígenes. Concretamente, los cometas, que pasan la mayoría del tiempo lejos del Sol en un ambiente frío, son objetos que han sufrido pocos cambios. La misión Rosetta de la Agencia Espacial Europea (ESA) es la primera que ha explorado detalladamente un cometa, Churyumov-Gerasimenko (“Chury”), mediante una nave que orbitó el mismo durante dos años, y el módulo Philae que rastreó su superficie. Rosetta acompañó a “Chury” durante su paso alrededor del Sol durante más de dos años, mientras que Philae aterrizó en el cometa con éxito en noviembre de 2014. Después, el orbitador siguió al cometa a través de su máximo acercamiento al Sol –perihelio- y su alejamiento. Al final de la misión, y cada vez con menos energía, la nave espacial fue acercando progresivamente su órbita hasta aterrizar y encontrarse con Philae en el núcleo del cometa el pasado 30 de septiembre.
Michael Küppers, astrofísico especialista en cuerpos menores del Sistema Solar y analista de los datos de la misión Rosetta en la actualidad, explicará en una charla divulgativa, titulada “Rosetta, a voyage to a comet and to our origins” (Rosetta, un viaje a un cometa y a nuestros orígenes),los principales resultados de la misma, en el contexto de su importancia para la investigación de cometas y la formación del Sistema Solar y de la Tierra.