Un equipo científico internacional, en el que participa personal investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), confirma que el asteroide, descubierto con el telescopio Isaac Newton en el Observatorio del Roque de los Muchachos (La Palma), sigue una órbita sincronizada con la de Júpiter, por lo que se reduce la probabilidad de una colisión con nuestro planeta en las próximas décadas. El cuerpo celeste es muy sólido, metálico, gira diez veces cada hora y mide unos 40 metros. El estudio se publica en la revista Astronomy and Astrophysics.
El asteroide 2023 DZ2, detectado en febrero con el telescopio Isaac Newton, no chocará con la Tierra. Según un reciente estudio, completado tan solo un mes después del descubrimiento, el objeto está afectado por una resonancia poco habitual con Júpiter y, a pesar de que la órbita de la Tierra se cruza con la del asteroide, no hay peligro real de colisión en el futuro a corto y medio plazo.
Los resultados también revelan que el objeto es extremadamente sólido, gira unas 10 veces cada hora y tiene un tamaño de unos 40 metros. Según el equipo científico, lo más probable es que su composición sea metálica. En el caso de que una objeto de este tipo chocara con la Tierra, la mayor parte del mismo alcanzaría la superficie de nuestro planeta y no se desintegraría al pasar por la atmósfera.
“Disponer de esta información es importante en el contexto de la prevención y reducción de sus efectos destructivos en el medio natural", destaca Raúl de la Fuente Marcos, investigador de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y coautor del artículo. "Los impactos cósmicos, colisiones de asteroides o cometas con la Tierra, son de los pocos desastres naturales que se pueden predecir con gran precisión si se dispone de datos suficientes”, añade.
La investigación, además de demostrar que es posible realizar un estudio detallado y fiable de las propiedades físicas de un asteroide en un corto plazo de tiempo, destaca por haber sido realizada desde una infraestructura europea, ya que el objeto escapó a la detección por parte de los numerosos programas financiados por el gobierno de EEUU. “No es habitual que los descubrimientos de objetos que podrían colisionar con la Tierra sean realizados fuera de EEUU; ni Europa, ni China, ni la Federación Rusa tienen programas tan ambiciosos y con tantos recursos”, señala Julia de León, investigadora del IAC que ha participado en el estudio.
Para llevar a cabo el estudio, se han empleado varias técnicas observacionales (espectroscopía y fotometría), algoritmos de aprendizaje automático (machine learning) e inteligencia artificial para identificar nuevos objetos en las imágenes obtenidas con el telescopio, así como simulaciones numéricas para explorar su evolución dinámica. Los algoritmos de detección son exclusivos del proyecto ParaSOL, financiado por UEFISCDI, y de EURONEAR, una colaboración internacional que incluye una mayoría de astrónomos profesionales, aficionados (amateurs) y estudiantes de Rumanía, España, Inglaterra y Chile.
Artículo: Marcel M. Popescu et al: “Discovery and physical characterization as the first response to a potential asteroid collision: The case of 2023 DZ2 “ A&A, 676 (2023) A126. DOI: 10.1051/0004-6361/202346751