No hay arte como el cinematográfico, capaz de crear nuevos mundos alternativos, sólo limitado por la imaginación de sus creadores. Pero, tal como dijo Pablo Picasso, «el arte es la mentira que nos hace comprender la verdad». La intención de esta sección es llamar la atención sobre aquellos momentos en que una buena recreación de la realidad nos provee, de manera inadvertida, de un mayor conocimiento científico.
En 1997 se estrenó la película Contact, basada en la novela homónima de Carl Sagan. La historia describe la recepción de un mensaje de radio procedente de una civilización extraterrestre. La secuencia inicial de la película utiliza las técnicas más modernas de la animación gráfica por ordenador y más de cien mil horas de tiempo de procesador para crear en poco más de tres minutos una panorámica muy realista del Universo que conocemos actualmente, desde la superficie de la Tierra hasta los grandes cúmulos de galaxias.
La secuencia comienza con la cámara dejando atrás la superficie de la Tierra y el Sol emergiendo sobre el horizonte. A nuestra izquierda, atraviesa la pantalla un Marte construido a partir de imágenes astronómicas, donde incluso se puede ver sobre su superficie “la cara de Marte”, la formación rocosa que fue interpretada en algunos círculos imaginativos como la imagen de un rostro humano.
Poco después cruzamos el anillo de asteroides, los restos de la formación del Sistema Solar. Aunque en la realidad muchos son pequeños y débiles en brillo, separados a una distancia promedio de dos millones de kilómetros, en su representación con fines dramáticos se muestra un anillo denso. Un interesante toque de realismo se aprecia en ese momento cuando la luz del Sol se vuelve difusa por efecto del polvo que se encuentra en el anillo.
Nos acompaña en este comienzo el sonido de estaciones de radio y televisión. El retraso en la información por la velocidad limitada de las ondas electromagnéticas se representan en la antigüedad creciente de los sonidos que escuchamos. Aunque la idea es brillante, se utiliza de forma no científica, dado que incluso dentro del Sistema Solar la luz sólo tarda unas seis horas en llegar a Plutón, y no los años que trascurren según los programas que se escuchan en la película.
Lo que parece ser un planeta es simplemente una de las lunas del gigante Júpiter, que hace su aparición mostrando su atmósfera turbulenta y gaseosa, con la rotación del enorme huracán que forma la Mancha Roja. Pero aún queda un gigante más, Saturno. Este último gigante del Sistema Solar se muestra con unos anillos de espesor notable, pero que en realidad son delgados. Aunque con un diámetro de 270.000 kilómetros, sólo tienen un espesor de un centenar y están formados por partículas muy pequeñas.
Finalmente atravesamos el último elemento que forma nuestro sistema solar, la nube de Oort, la inmensa nube a una distancia de alrededor de un año luz del Sol, que es el depósito de los cometas que periódicamente se internan en el Sistema Solar.
Abandonando nuestro vecindario galáctico comenzamos a movernos más aceleradamente. Un grupo de estrellas atraviesan la pantalla, posiblemente una de ellas es Vega, el origen del mensaje recibido en la película. Nos encontramos a unos 26 años luz de la Tierra. Pasamos por la nebulosa del Águila, donde los llamados “Dedos de Dios” nos muestran la más famosa foto del Telescopio Espacial Hubble, enormes “pilares” de gas ionizado donde se forman las estrellas más masivas.
La nebulosa se encuentra localizada en el plano de la Vía Láctea, de la que ahora nos alejamos, contemplando su estructura espiral. A comienzos del siglo pasado se creía que nuestra galaxia comprendía todo el universo conocido, pero ahora vemos en la pantalla que nuestra galaxia es sólo uno de los miles de millones de grupos estelares que forman el Universo. A su lado están dos galaxias satélites, las Nubes de Magallanes, muy cercanas a la nuestra, ¡al menos en la escala del universo! (200.000 años luz).
En pocos segundos atravesamos el interior de Centaurus A, una de las más famosas radiogalaxias, que emite no sólo en el visible sino también en radio. Ésta es una galaxia elíptica gigante, con su característico disco de polvo y gas rodeando la galaxia. Más y más rápidamente aparecen galaxias distantes, super-cúmulos, galaxias inter-actuantes, hasta fundirse finalmente en el reflejo de un ojo, el de la niña y futura astrónoma Ellie Arroway. El ciclo se ha cerrado y hemos vuelto al comienzo de nuestro viaje.
¿Es esta imagen del Universo definitiva? No lo sabemos, pero seguramente los artistas de la animación gráfica de este nuevo siglo serán capaces de representar las ideas que desarrolle la astronomía del futuro.
(Publicado originalmente en IAC NOTICIAS, N. 2-2001. pág. 63)
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Esta serie de artículos rinde homenaje a nuestro compañero Héctor Castañeda, fallecido recientemente. "LA REALIDAD DE LA FICCIÓN" fue una sección fija en la revista IAC Noticias, de 2001 a 2006, en la que el investigador analizaba películas y explicaba sus errores y aciertos.